MAMÁ, RESPIRA
Algo sobre lo que también tenemos que reflexionar es el ritmo de vida que llevamos. No nos damos cuenta, pero en este mundo que transcurre a velocidad de vértigo los niños y niñas son la proyección de sus padres y, estos, de la sociedad. Y en ese círculo, los que lo pagan son los niños.
En una de las visitas que he realizado a las escuelas, llegaba a la vez que yo una madre. La mamá llegaba acalorada, con el abrigo a medio poner, y en una de sus manos aparecía, como una prolongación, una niña de unos cuatro años, la cual llevaba en la otra extremidad una cartera que parecía estar llena de libros. En el instante en que esta señora iba a adelantarme, con su pequeña mano la niña dio un tirón que consiguió detener a su madre, y con calma, le dijo:
—Mamá, respira.
Fragmento de La emoción de aprender.
¡Mamá, me encanta que estés de baja laboral! – me susurró mi hija de 10 años.
Esa frase me abrió los ojos en mi peor momento laboral. Me hizo sentir culpable, pero también reflexionar cómo mi vida -con el estrés de una madre soltera, directora financiera de una gran empresa y sin tribu a la que recurrir- condicionaba su vida.
En ese momento, ella se libraba de la acogida temprana, del comedor y de la recogida tardía. Disfrutaba de su madre antes de ir a las actividades extraescolares, nunca llegaba tarde, ni tenia que cargar con la guitarra o la bolsa de natación desde las 7.30h.
Con los niños, los momentos de calidad deben ser prioritarios, pero poner freno, una necesidad.
Nem sempre é fácil desacelerar mas a verdade é que está correria louca nos prejudica a todos. Mães e crianças. A minha filha Catarina que tem 11 anos diz-me muitas vezes não para respirar mas para ter calma. Tento mas nem sempre consigo. 😔
¡Así es! Gracias por tu aportación, Andrea 🙂