La entendida en cuentos

La entendida en cuentos: la importancia de la escucha

Una lectora experta en literatura infantil se me acercó a la mesa donde estaba firmando en La Laguna, Tenerife. Tendría unos cinco años y sus gestos decididos revelaban la seguridad de quien se ha manejado en muchas ocasiones con libros para niños. Sacó un cuento de debajo del brazo y lo puso sobre el tapete rojo.

—Quiero que me firmes a Bernardo.

—¿Cuántos años tie…?

Antes de que terminara la pregunta, la niña levantó cuatro dedos de una mano.

—Vale —le dije—. Cuéntame.

—Hoy me han puesto mi primera vacuna—. Se presionó el brazo derecho con el dedo índice e hizo un ruido con la boca. —“Pssss”. 

Nos quedamos mirando a los ojos durante cuatro segundos, y entendí entonces que eso era lo que tenía que contarme. Le pregunté cómo se llamaba y comencé a firmar su ejemplar, mientras ella apoyaba su barbilla en su mano de niña.

—¿Puedo firmarte yo también? —me preguntó.

—¡Por supuesto! —Le ofrecí el boli y una de mis manos. Con mimo, escribió su nombre sobre ella y lo repasó, letra a letra.

—Así —me dijo—, ya sabrás quién soy.

No sé si escuchar es la clave en educación, pero sí es el camino hacia la comunicación y el inicio de cualquier diálogo. En el rato mínimo que pasamos juntos en el reparto de firmas se creó un vínculo entre aquella niña y yo, y si lo analizamos con detenimiento veremos que, de los dos, fue ella la que dio más información y gracias a eso pude conocerla un poco.

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