La escuela no educa… sola

La composición de la imagen que he preparado y que ilustra estas frases que escribo es un collage de capturas en distintos canales de televisión en el tramo de 10 minutos en horario de mañana. Es el complemento vitamínico ideal para empezar el día con una buena dosis de desesperanza.
Si echas la vista atrás hasta no hace mucho, recordarás que había programas de verano en los que se daban consejos para disfrutar de las vacaciones, protegerse del sol o prevenir los golpes de calor; se hablaba de recetas frescas y fáciles para elaborar en familia, de ejercicios al aire libre para estar en forma y de lugares que visitar con sus alternativas culturales y gastronómicas. Ahora, se confunde información con sensacionalismo, la pantalla es un escaparate de tragedias, de conflictos, de insultos y de confrontación. Y no solo en los informativos: el gusto por lo morboso se ha extendido a todos y cada uno de los programas que se reparten por las parrillas televisivas. Si quienes deciden los contenidos buscan enganchar a la audiencia y funciona, objetivo conseguido, pero yo pensaba que esto era otra cosa, pensaba que la televisión era un aparato para informar, entretener e, incluso, culturizar. El mundo no es el lugar sombrío, malsano y enfermizo que nos muestran, y no soy ingenuo ni cándido. No soy un happy flower. Tiene mucho que mejorar, muchísimo. Pero no es la bazofia que nos muestran.
Además, postulan con fuerza para agudizar la tensión y la división los mayores maleducadores que podían optar a dirigir las riendas de esta sociedad, echándose porquería unos a otros y convirtiendo lo que debería ser un trabajo honorable en un circo de despropósitos barriobajeros. Da igual el color, los que nos han tocado en este tiempo se dedican a desacreditarse: a los que no son de su partido y a ellos mismos, con palabras y acciones que cada vez nos representan menos. Los verbos que más aparecen cuando la élite política sale en las noticias son: criticar, acusar, reprochar, atacar o desmentir. Se olvidaron de otras acciones como proponer, colaborar, conciliar o respaldar, con lo bien que vendrían para educar a la ciudadanía en el arte de convivir. Ojalá las nuevas remesas vengan con aire renovado y con ganas de servir.
¿Te suena la expresión “eres lo que comes” que se asocia a la combinación de alimentación y salud? Pues también se aplica a lo que le ofreces a la mente: aliméntate de curiosidad y serás una persona curiosa; aliméntate de creatividad y serás una persona creativa. Nútrete de odio, de desafección, de temor o de ansiedad y veremos en qué te vas convirtiendo. No pido que todo sean noticias felices, solo deseo que lo que nos ofrecen no esté sesgado, que no nos muestren solo la parte más deleznable y más vil del ser humano, porque somos mucho más que eso.
Una persona a la que tengo mucho cariño suele decirme: “Es que es la realidad, es lo que pasa y tenemos que estar informados”. Y asumo que nadie va a cambiar su forma de pensar y me resigno, mientras se le hincha la vena en el cuello comentando lo mal que están las cosas.
Rara vez, y de forma excepcional, aparecen noticias sobre avances científicos, gestos solidarios o historias de superación que también están sucediendo en este instante en cualquier parte del mundo, y esos sucesos también forman parte de la realidad. Recuerdo una noticia que vi en un informativo hace años y que se quedó grabada en mi mente por lo que significaba de esperanzadora: en Nueva York, en una ola de frío, un policía se encontró con una persona sin hogar y lo primero que hizo fue entrar en una zapatería que había al lado y comprarle unas botas. No sabemos qué pasó antes ni después, pero ese gesto que ocupó 20 segundos de las noticias abrió la puerta a ser imitado por millones de personas.
¡Qué giro va a tener que dar la escuela para contrarrestar todos esos contenidos que los ciudadanos de a pie tragamos día a día! Cuanto más miro a la sociedad, más esperanza pongo en la educación, en que se levante con brío y segura de sí misma y recupere su esencia disruptiva, esa que la hace ir contra corriente, esa que la empuja a ir contra las inercias nocivas y la legitima para transformar realidades, cuestionar lo que ha de ser cuestionado e imaginar soluciones. Porque la necesitamos, y mucho.
Gracias César por tus acertadas palabras y por siempre ser un defensor de la educación y de invitar a los maestros a que continuemos haciendo la diferencia, más ahora, cuando discernir en medio de tanta mala información se hace cada vez más difícil. Un abrazo desde Colombia
El artículo es muy cierto, Cesar. Las personas que tienen una mirada crítica pueden no ser manipuladas. El conocimiento ayuda a poder ver otras realidades y no creerse todo lo que la televisión puede mostrar. La escuela puede ayudar a ello. Fomentando el espíritu crítico y al diálogo. Pese a que la educación, a mi forma de entender, recae en toda la sociedad.
Gracias por el artículo… Coincido contigo el mundo está lleno de ambivalencias creo que es importante verlo todo en su globalidad… Tanto lo bueno como lo malo nos ayuda a reflexionar y mejorar cómo individuos y como sociedad. Gracias 🙂