Recuperando el juego en la infancia: pantallas, creatividad y libertad
Sin duda alguna, de entre todos los derechos que tienen niños y niñas, el derecho al juego es el más asociado a la infancia.
Me gustaría que aprovecháramos el Día de los Derechos de la Infancia para dar un paso adelante en nuestra contribución como garantes de esos derechos, apostando por recuperar el juego en la vida de niños y niñas. ¿Suena exagerado hablar de “recuperar el juego para la infancia”? No creo, ¿no? Cuando los adultos nos damos cuenta de que algo tiene que mejorar respecto a nuestros derechos, salimos a las calles y “luchamos por esos derechos”. Luchemos, pues, con nuestra reflexión y nuestras decisiones por los derechos de los menores que tenemos cerca y los que no tenemos tan cerca.
Según datos del estudio ‘La falta de juego en la infancia’ de la Fundación Crecer Jugando junto a AIJU, el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio, niños y niñas dedican más tiempo a las actividades extraescolares, a los deberes o a las pantallas que a jugar.
En esta era tecnológica, y asociado también al ritmo de vida que llevamos los adultos, el juego ha sido sustituido en gran medida por los dispositivos móviles que ya forman parte de nuestras vidas. Soy un gran defensor de la tecnología, ¡un friki! Es una herramienta muy importante en múltiples ámbitos, en el presente y futuro de la humanidad, y una puerta indudable hacia el entretenimiento, algo que sabemos bien niños y adultos. Pero soy más defensor del juego: del juego como aprendizaje, como conexión a la realidad como desconexión de la misma; del juego mental, manipulativo, guiado o inventado (¡qué gran alimento para la creatividad cuando es inventado!). Y si algo no puede faltar en el día a día de niños y niñas, eso es el juego.
Alrededor del 69% de los niños y niñas españoles supera el límite de tiempo máximo de exposición a las pantallas (60 minutos diarios según los expertos), porcentaje que alcanza un 84% en los niños de 1 a 3 años y un 88% en los menores de 4 a 6 años.
Revisemos la expresión “nativos digitales”, que presupone que los menores ya saben hacer un uso correcto de esos dispositivos por haber nacido en esta era. Nosotros, los adultos que los educamos y guiamos, somos quienes debemos explicarles que lo que se toma con mesura sabe mejor. Ganaremos todos, pero principalmente ganarán los niños y niñas: en salud mental, en creatividad, en imaginación, en desarrollo motor y mental, en resolución de problemas, en la toma de decisiones, en socialización, en diversión, en autonomía o en libertad, entendida esta como opuesta a la dependencia tecnológica que ahora mismo sufren miles y miles de adultos, niños y adolescentes.